jueves, 12 de agosto de 2010

GUIRI EN TU PROPIA CASA

Ser guiri en tu propio país es cosa molesta. Elegir un sitio donde disfrutar de un buen aperitivo o una buena comida en nuestras costas puede convertirse en una actividad de riesgo. Como la oferta es inmensa, la posibilidad de acabar contratando algo mediocre o, más desesperante, de ignorar un hallazgo culinario en la puerta de al lado pueden hacerte sentir como nuestros visitantes bebedores de sangría a pleno sol. Lo peor. El riesgo no se conjura viendo quién entra en los locales para tratar de distinguir entre foráneos y nacionales, porque los que no somos del lugar somos todos forasteros.

Alicante capital es un destino de muchos españoles que buscan en sus playas, mayoritariamente la de San Juan, distraerse de sus preocupaciones y aliviarse del calor del interior de la península. Pero también es una ciudad grande, capital de una provincia de casi dos millones de habitantes, de los cuales la cuarta parte son extranjeros, la mayoría comunitarios. Esto significa que hay restaurantes, bares y cervecerías que sus habitantes nacionales no pisarían ni locos a no ser que quisieran que les tratasen como a guiris.

Llevo media docena de años frecuentando la capital alicantí y a sus lugareños por lo que me voy haciendo con un listado de lugares que ocupan un lugar destacado en mis inclinaciones gastronómicas.

Hablar de arroces en Alicante es comenzar una discusión interminable sobre qué lugar y qué modalidad son los mejores para tomarlos. A mí y a Lucio el de la Casa de su nombre en Madrid nos gustan los que preparan en el Restaurante Azul Playa, en Avenida Niza, 9 en San Juan. Un clásico es Sevilla en Avenida Alicante, 6, en Campello (Playa Muchavista) que a pesar de su casi industrialización ofrece una buena calidad y permite también encargarlos para llevarlos a casa en su correspondiente paella o paellera. Ambos ofrecen la ventaja de que están abiertos todo el año. Hay muchos más en la ciudad, claro es, y algunos se sirven en restaurantes de postín pero de gran precio y no hay que olvidarse de que estamos hablado de arroz y no de caviar, aunque también pueda ser negro.

El aperitivo es una institución española con más méritos que algún ministerio para que se cree un departamento de la cosa. Así, habría que abrir delegación territorial en el Bar Mavi, en Foguerer, 9, en el barrio Carolinas, que te teletransporta en el tiempo a las tascas de barrio de los 70 con sus brillantes azulejos verde botella biselados, pero que exhibe una barra muy superior en marisco y chacina a las más renombradas de la capital madrileña y todo ello en un precio razonable. Nada tiene que envidiar en su oferta a una de las mejores barras de España, Piripi, en Óscar Esplá, 30, un noble espacio que al marisco y el embutido añade elaboraciones muy logradas de su buen restaurante. El pero hay que ponerlo al bullicio detrás de la barra, donde los camareros dan sed.

Una barra más reciente pero con una gran oferta es Cervecería Max, en Avenida Miriam Blasco, 18. Marisco, embutido, algún pescado del día, carne de calidad, montaditos y alguna otra elaboración sencilla pero efectiva conforman su carta que también se puede disfrutar en las pocas mesas que alberga el local. Hay ambiente futbolero, del Hércules, lo que permite estar al día en el arte del tatuaje.

Un concepto distinto es el que representa La Taberna del Gourmet en la que se ofrece una amplia carta de picoteo y de tenedor y cuchillo, arroces incluidos. Presenta una decoración moderna y el inconveniente de su éxito y de unos precios algo carillos. En una línea similar encontramos Toch en la calle Enric Valor, 2. Fue un descubrimiento valioso hace dos años por su buena relación precio-calidad y por la originalidad de sus elaboraciones y presentaciones. La calidad se ha mantenido, aunque el éxito se ha subido a los precios.

En Alicante hay restaurantes reconocidos, muchos que asustan y un puñado por descubrir. Además de los dos últimos señalados, he frecuentado Tinta de Toro en Avenida Historiador Vicente Ramos, s/n Torre Golf, que es como se denomina actualmente. A su bonito jardín, que se transforma en barra de copas por la noche, hay que añadirle un local espacioso y tranquilo que presenta una comida agradable acompañada de una carta de vinos suficiente y de precios variados. Un buen sitio para quedar bien sin usar la calculadora y en la que un carrito de niño, o dos, no presentan problemas.

En todos ellos se ven extranjeros, lo que es normal en la ciudad, y hasta de Madrid, pero ningún guiri.

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